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Disciplina Positiva, un método de crianza con mucho que ofrecer

Actualizado: 11 jun 2020

"No es cierto que una fuerte disciplina genere un buen ambiente de aprendizaje. Lo cierto es que un buen ambiente de aprendizaje trae consigo la disciplina.” (Santos Guerra, 1995)


Crecimos creyendo que en clase debíamos estar sentados, en silencio, siendo meros receptores de lo que un maestro tenía que decir. En casa emitir una opinión era sinónimo de rebeldía cosa que por supuesto no era bien vista y conllevaba un severo castigo. Así era como muchos de los padres y maestros fomentaban la disciplina, una disciplina conseguida más por coacción que por convicción.


Hoy en día se maneja una nueva propuesta para fomentar la disciplina, una forma en mi opinión más empática y más digna del ser humano: la Disciplina Positiva.


¿Qué es la Disciplina Positiva?


Es una metodología de crianza basada en el respeto mutuo sin dejar de lado la firmeza. No existe una figura de poder para transmitir directrices u órdenes. Por el contrario, existe una relación horizontal entre adulto y niño, nos relacionamos a un mismo nivel.


¿Qué se consigue a través la Disciplina Positiva?


  1. Que el niño se sienta importante: a todos nos gusta ser escuchados, cuando escuchamos a los niños y tomamos en cuenta sus opiniones los reconocemos y ayudamos a fortalecer su seguridad y autoconfianza.

  2. Pertenencia a un grupo: ya sea en la escuela o en la familia si el niño es tomado en cuenta, si no se relega por ser niño se va a sentir que pertenece a un grupo, que es parte de algo donde es aceptado, respetado y escuchado.

  3. Habilidades para la vida: a través de la disciplina positiva podemos enseñar a nuestros niños herramientas para comunicarse mejor, reconociendo lo que sienten e identificando las causas de sus emociones para poderlas transmitir asertivamente, podemos practicar con ellos la empatía, la mediación, maneras de abordar los conflictos que le servirán para el resto de su vida y que podrá aplicar en cualquier contexto: familiar, social, escolar, laboral.

  4. Respeto mutuo y consenso: todos los involucrados en la crianza son merecedores de respeto y este se logra con el trabajo diario y oportuno dentro de las situaciones que de presentan en la cotidianidad de nuestras vidas. No es lo mismo gritar a un niño que no quiere arreglar su habitación que explicarle porqué debe hacerlo, que es parte de su responsabilidad como miembro de una familia, etc.

  5. Autonomía y autoconfianza: pues el niño comienza a reconocer que es capaz de actuar y tomar decisiones oportunas.


Algo clave en la disciplina positiva es aprender a ser firmes sin agredir, si el niño no quiere ordenar su habitación, esta haciendo berrinches o no quiere hacer la tarea, recuérdale pacientemente que así como goza de derechos debe cumplir ciertos deberes como todos los miembros del hogar y que cada decisión o acción que tome generan consecuencias que luego se deben asumir.


Así, con paciencia y dedicación ayudamos a educar para la vida.


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