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Hacer del aula un lugar seguro para los pequeños

Actualizado: 28 jun 2020

Los alumnos pasan gran parte del día en la escuela, con sus maestros y compañeros. Su salón de clases es como su segundo hogar y no te extrañe que en ocasiones se escape un “mamá” al llamar a su maestra. Es que son muchas las horas que se comparten con los pequeños en clase y muchas las situaciones que pueden surgir que permiten crear vínculos afectivos positivos si los sabemos aprovechar.


Desde el primer día debemos trabajar en ello, en realidad desde antes de comenzar: pensándolo, planificándolo, pero con ellos desde nuestro primer día de clases.


¿Podrás recordar tu primer día de clases? ¿tus nervios? Ese "sustico" en la boca del estómago y las expectativas de cómo será.


Pues bien, esa misma emoción y esos mismos nervios los sienten ellos y nosotros, maestros debemos ser su muro de contención, su calma.


Cómo creamos un clima seguro en el aula


La dinámica dependerá de cómo acostumbres a abordar tus clases, sin embargo te dejamos unas ideas que puedes poner en práctica:


1. Toma un tiempo para establecer en conjunto los acuerdos de clase, pregúntales qué quieren y cómo piensan ellos que se puede generar una sana convivencia. Escuchar con atención, validar sus opiniones y orientar su discusión son claves para promover en los chicos la resiliencia.


2. Refuerza en ellos el comportamiento asertivo enfocándote en la conducta que deseas que emitan y no en aquellas que deseas se extingan, reforzar siempre lo positivo. Una forma de hacerlo es pedirles que reflexionen acerca de cuatro cosas positivas que hayan hecho durante el día y las tengan por escrito, así también vamos reforzando su autoconcepto.


3. Elimina factores de estrés en el aula fomentando un ambiente de armonía y juego. Cuéntales un chiste o pídeles a ellos que lo hagan, establece ritos de iniciación a la clase, en lo particular por las mañanas solía hacer una “abrazoterapia” les explicaba cómo abrazar correctamente y el significado e importancia de los abrazos, al principio les resulta extraño pero luego se hace un hábito que ayuda a fomentar un vínculo positivo.


4. Promueve la participación de los alumnos en clase, para ello deben saber que no son juzgados por sus errores, debe prevalecer la confianza y el respeto. Si les enseñas a perderle el miedo a equivocarse y a aprender de sus fracasos vas a tener un salón dinámico y participativo.


5. Escúchalos activamente y con todos tus sentidos porque hay alumnos que a veces no saben expresar con palabras lo que piensan o cómo se sienten pero su lenguaje corporal y actitud hablan por ellos.


6. Brinda retroalimentación para el crecimiento y aprendizaje, todos necesitamos que nos ayuden a ver errores que no vemos y esto nos va a ayudar a mejorar. Convierte tus clases en momentos de aprendizaje, donde pueda haber intercambio de ideas, conocimientos y sugerencias para mejorar más que para ser el que da siempre “las respuestas correctas”. Brindar un feedback positivo incrementa la autoconfianza en el alumno.


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